El Senado de EU aprobó 250 MMD para impulsar al sector tecnológico en el marco del conflicto con China; una coyuntura imperdible para México.
El repunte del consumo tecnológico generado por la educación a distancia y los esquemas de teletrabajo impulsaron a México para convertirse en el tercer mayor exportador de componentes tecnológicos a los Estados Unidos (EU).
Según reportó la Oficina del Censo de EU, las compras del vecino del norte a México por concepto de “tecnologías avanzadas” alcanzaron un valor de 25 mil 575 millones de dólares (MMD) durante los cinco primeros meses del año. Solo en mayo esta cifra fue de 5 mil 265 MMD.
Con los resultados en lo que va del año, México se posicionó como el tercer mayor exportador de productos tecnológicos hacia la Unión Americana, sólo por debajo de China y la Unión Europea, las economías más grandes y líderes en el sector después del propio EU. Sin embargo, México superó a otros países especializados en la producción tecnológica como Japón y Corea del Sur.
Durante mayo, el grueso de las importaciones tecnológicas adquiridas por EU fue de tecnologías para la información y comunicaciones, con un valor de 22 mil 382 MMD entre un total de 43 mil 072 MMD.
La cifra es concordante con la actividad de la industria tecnológica mexicana. Según los Indicadores de Actividad Industrial publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) la fabricación de equipo de computación, comunicación, medición y de otros equipos, componentes y accesorios electrónicos ha sido uno de los sectores más dinámicos al interior de la industria manufacturera.
El subsector se recuperó prácticamente por completo desde julio de 2020, tan solo tres meses luego de la contracción general de la economía ante el cierre de fábricas por el inicio de la pandemia y durante los primeros cinco meses del año. ha crecido 17.2% por encima del mismo periodo de hace un año.
Lo que para la mayoría de las empresas fue un duro golpe, para el sector de manufacturas tecnológicas fue una oportunidad de oro.
Ante el cierre global de la actividad económica y la adopción de medidas de distanciamiento social, el consumo tecnológico se disparó durante 2020. La consultora en investigación de las tecnologías de la información Gartner afirmó que las ventas de computadoras a nivel mundial subieron 32% durante el primer trimestre del 2021, cifra que la consultora IDC eleva hasta 58%, con un total de 84 millones de unidades vendidas.
El repunte en el consumo tecnológico a lo largo del año se origina en las medidas de sana distancia adoptadas a nivel mundial, que dieron lugar a la generalización de la educación a distancia, los esquemas de teletrabajo así como un mayor consumo de ocio digital.
Según la Encuesta sobre el Impacto Económico Generado por COVID-19 (ECOVID-IE) el 49.1% de las empresas tuvieron que adoptar esquemas de ventas en línea ante la pandemia. En el caso de las grandes empresas el 44.8% de ellas tuvo que emplear el home office, si bien el porcentaje no superó el 20% para las MiPyMES.
Sin embargo, otras industrias tecnológicas de mayor complejidad como el subsector aeroespacial fueron golpeadas por la pandemia y podrían tardar hasta 10 años en recuperarse ante la falta de clientes, pues las aerolíneas -unos de sus principales compradores- aún no recuperan su flujo de pasajeros, desincentivando a la mayoría de adquirir mantenimiento o nuevas unidades para sus flotas.
La pandemia detuvo el crecimiento de 14% anual de una industria que creció de 100 empresas y organizaciones manufactureras en 2004 a 368 a finales de 2019, según estimaciones de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA).
No obstante, la aeroespacial mexicana así como otros sectores tecnológicos ven con optimismo las oportunidades derivadas del TMEC para potenciar su recuperación y crecer aún más.
El director general del Aeroclúster de Querétaro, José Antonio Velázquez Solís dijo a El Economista que el objetivo actual del sector es aumentar la cantidad de PyMES aeroespaciales que participan en cadenas internacionales de valor pues actualmente son solo 4 de cada 100, cuando en al interior del clúster el 90% de las ventas están dirigidas al mercado exterior.
Uno de los mayores consumidores tecnológicos a nivel mundial es Estados Unidos, por eso no son menores las oportunidades derivadas de la pandemia, pero también de la continuación de la guerra comercial con China.
El mes pasado fue aprobado por el Senado de EU el proyecto de ley de Innovación y Competencia 2021 que contempla la inyección de 250 mil millones de dólares para el desarrollo de los sectores tecnológicos estadounidenses en el marco del conflicto tecnológico y comercial con China.
El periódo más visible de la guerra comercial fue durante la presidencia de Donald Trump, y la administración Biden la ha continuado, si bien de forma relativamente más discreta, manteniendo los vetos a las empresas Huawei Technologies, ZTE, Hytera Communications, Hangzhou Hikvision Digital Technology y Dahua Technology.
La crisis de los semiconductores desnudó la fragilidad de las cadenas de suministros tecnológicos estadounidenses, pues China y Taiwán eran los principales proveedores de estos insumos vitales para la industrias automotriz y computacional. Por ello, la nueva iniciativa de ley contempla 52 mil millones de dólares para la investigación exclusiva en semiconductores, con miras a reducir la dependencia tecnológica del gigante asiático.
México podría incluirse al proyecto tecnológico, si bien no en las primeras etapas de producción pues según dijo Oscar Albín, presidente de la Industria Nacional de Autopartes, el país no cuenta con “una política fiscal atractiva que permita deducir las inversiones en maquinarias costosas y el costo de energía eléctrica en México es alto”.
Sin embargo destacó que el bajo costo de la mano de obra puede constituir un elemento atractivo, como en otras manufacturas, para que en América del Norte se inaugure una nueva cadena de valor con Estados Unidos y Canadá, quienes sí cuentan con condiciones para realizar las fases siguientes de la producción de chips.
Otra de las limitantes que tiene México para utilizar su alto potencial como exportador de componentes tecnológicos es la falta de inversión tecnológica.
Según el informe ‘La carrera contra reloj para un desarrollo más inteligente’ de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) México está entre los últimos lugares a nivel mundial en inversión de este tipo destinando 0.31% de su PIB, en comparación con el 2.73% estadounidense y el 2.19% chino.
El país es también uno de los que menos destina recursos a tecnología en la región latinoamericana, por debajo del promedio de 0.66% en el subcontinente. En entrevista con Expansión el ex subsecretario de Relaciones Exteriores para América del Norte, Jesús Seade y el titular actual Francisco de Rosenzweig, coincidieron que si México quiere explotar lo más posible el TMEC debe invertir más en tecnología.
El tratado contempla acuerdo de alto impacto en el sector manufacturero como las llamadas reglas de origen que pueden servir de base para que año con año aumente la participación de tecnología mexicana en la cadena de producción de América del Norte.
Sin embargo, el también recién nombrado embajador de México en China señaló que para lograrlo el gobierno tiene que utilizar al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para promover la inversión privada en el sector, así para la construcción de parques industriales aledaños a las universidades, y ampliar la investigación conjunta entre las escuelas y los sectores productivos.