Científicos coreanos han creado un camaleón robótico que es capaz de cambiar de color y fundirse con su entorno como hacen los de verdad
Investigadores coreanos han creado un nuevo método de camuflaje que utiliza una capa de cristal líquido que cambia de color con la temperatura y es capaz de recrear el entorno en alta resolución y de manera casi instantánea.
Los científicos llevan años intentando crear métodos de camuflaje artificial tan eficientes como el que llevan los alienígenas de la película ‘Depredador’. Los Yautja, que es como se llama esta especie de cazadores extraterrestres en la ficción, llevan una capa que deforma la luz alrededor de su cuerpo y les hace transparentes. Aunque el sistema no es perfecto y provoca una especie de turbulencias cuando el cazador está en movimiento, nuestros investigadores todavía no han dado con la clave para lograr una tecnología que se le parezca.
Aun así, ha habido aproximaciones. Investigadores de Berkeley presentaron hace unos años un método que utilizaba las propiedades de los metamateriales para crear una capa capaz de evitar que la luz se refleje en ella. El invento funcionó aunque solo sirve para objetos minúsculos ya que solo tiene 80 nanómetros de grosor.
En 2018, investigadores japoneses publicaron en la revista ‘Nature‘ un método que usaba una pantalla reflectante flexible basada en microfluidos, unas gotas de agua teñidas que funcionaban como píxeles en una pantalla. Aunque la aplicación práctica de este tipo de pantallas flexibles, sostienen sus creadores, estaría más bien dirigida a la fabricación de ‘wearables’ y prendas inteligentes.
“El desarrollo de un camuflaje artificial a nivel de dispositivo completo sigue siendo una tarea enormemente complicada, especialmente con el objetivo de lograr características de camuflaje más avanzadas y naturales”, afirman los investigadores coreanos que acaban de publicar los resultados de su nuevo método en un artículo en la revista ‘Nature Communications’.
El camaleón sintético está recubierto por una piel hecha con un cristal líquido termocrómico, es decir, que cambia de color con la variación de temperatura. Según explican los investigadores en su artículo, el gran reto era crear un sistema de camuflaje que cambiara de color tan rápido como lo hacen los camaleones reales.
Para esto diseñaron unos pequeños calentadores hechos de nanohilos de plata que contaban con un sistema de control activo y unos sensores de detección de color. Este método permite un calentamiento rápido y un cambio de color a una velocidad similar a la de los camaleones de carne y hueso.
“El modelo camaleónico completo recupera con éxito el color de fondo y hace coincidir el color de su superficie instantáneamente con las características naturales de transición”, aseguran los investigadores.
«[Construir] el primer prototipo fue muy lento», admite el doctor Hwan Ko, uno de los autores de este descubrimiento. Primero pensaron en construir un robot invertebrado con la forma de un pulpo o un calamar que pudiera ofrecer más libertad de movimiento. Pero su construcción resultó demasiado complicada para el equipo.
Luego estuvieron probaron distintas estructuras hasta que dieron con la del camaleón, que les permitía dar forma a los nanohilos con facilidad y crear en patrones simples como puntos o líneas, y otros más complejos, como las escamas de un camaleón. «Esta piel de camaleón, la superficie, es básicamente una especie de pantalla», explica el doctor Ko. «Se puede utilizar para [crear] una pantalla suave, estirable o flexible».
Los científicos coreanos creen que esta nueva tecnología puede dar lugar a la próxima generación de camuflaje artificial, aunque confiesan que todavía queda trabajo para que sea una realidad. El mayor obstáculo para esto pasa por conseguir crear un algoritmo que sea capaz de analizar las imágenes del entorno de manera más eficiente.
“Para el reconocimiento eficaz y expresión de la textura de la superficie de alta resolución, la información visual tiene que ser procesada de antemano para regular las señales de entrada de los calentadores”, explican los investigadores en su artículo. Además, como la tecnología depende de la temperatura, tiene problemas para imitar todo el espectro de colores en condiciones de frío extremo.
Una vez conseguido esto, los investigadores ven varias aplicaciones prácticas de su método. Una tecnología así podría implementarse en distintas aplicaciones militares — como los futuros uniformes inteligentes del ejército o para cubrir tanques y aviones para hacerlos invisibles— o en arquitectura, arte, moda o la caza y otras actividades al aire libre.